Pantallas y Niños

La Verdad Sobre las Pantallas y los Niños: Información Actualizada para Padres y Madres 

En la actualidad, los niños crecen rodeados de pantallas: teléfonos, tablets, televisores y computadoras, todo esto en la mayoría de los casos forman parte de su día a día. Como padres, es normal preguntarnos ¿cómo afectan las pantallas al desarrollo infantil? y ¿cuándo es seguro que los niños las usen? 

La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha actualizado sus recomendaciones y ha elevado la edad mínima en la que los niños deberían empezar a tener contacto con las pantallas. En este artículo, te explico de manera clara y basada en evidencia qué dice la ciencia sobre el tema. 

Nuevas recomendaciones: ¿A qué edad pueden usar pantallas los niños? 

Las nuevas directrices de la AEP establecen que los niños no deben ser expuestos a pantallas antes de los 6 años. Esto marca un cambio importante, ya que anteriormente el límite recomendado era de 2 años. 

Aquí están las recomendaciones actualizadas: 

¿Por qué la AEP recomienda evitar las pantallas antes de los 6 años? 

Los estudios han demostrado que el uso temprano y excesivo de pantallas puede afectar varias áreas clave del desarrollo infantil: 

Consejos para un uso saludable de la tecnología en niños mayores de 6 años 

Si bien las pantallas forman parte de nuestra vida cotidiana, es importante que los niños aprendan a usarlas de manera equilibrada. Aquí algunas recomendaciones clave: 

La evidencia científica es clara:  la exposición temprana a pantallas tiene consecuencias negativas en el desarrollo infantil. Numerosos estudios han demostrado que el uso de pantallas en niños menores de 6 años está directamente relacionado con retrasos en el desarrollo del lenguaje, menor capacidad de atención, dificultades en la regulación emocional y alteraciones en el sueño. Además, el tiempo frente a pantallas reduce las oportunidades de aprendizaje a través de la exploración, el juego libre y la interacción con otras personas, aspectos fundamentales para el desarrollo neurológico y emocional en la primera infancia. 

El cerebro de un niño pequeño no está diseñado para procesar los estímulos rápidos y artificiales que generan las pantallas. Su desarrollo depende de experiencias reales, en las que pueda tocar, oler, moverse, interactuar con otros y experimentar el mundo a través de sus sentidos. La ciencia ha demostrado que cuando estas experiencias se sustituyen por el uso de pantallas, se compromete el desarrollo de habilidades esenciales para la vida. 

Los efectos adversos no solo se observan en la infancia, sino que también pueden tener repercusiones a largo plazo. Estudios han vinculado el uso excesivo de pantallas en la niñez con mayor riesgo de problemas de atención en la adolescencia, dificultades en la regulación emocional y menor capacidad de concentración en el ámbito escolar y social. 

En definitiva, la restricción del uso de pantallas en la primera infancia no es una cuestión de opinión, sino una necesidad basada en la evidencia científica. Si queremos proteger el desarrollo saludable de nuestros hijos, debemos garantizar que sus primeros años estén llenos de experiencias reales y no de estímulos digitales 

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